El 25 y 26 de febrero se estará presentando en la Rambleta de Valencia la obra Antígona, una puesta en escena del Desván Producciones en coproducción con el Festival Internacional de Teatro de Mérida y el Teatro Español. Esta versión del clásico de Sófocles viene de la mano del escritor y director mexicano David Gaitán.
En los papeles principales tenemos a Irene Arcos como Antígona y Fernando Cayo como Creonte. Sobre su adaptación, Gaitán ha dicho que se centra «en el universo de lo humano, en el prisma de la justicia, de la democracia y de la ética, pero también el de la rebeldía cuando está justificada».
En Antígona, una ciudadana de Tebas tiene la oportunidad de hablarle pública y directamente al rey Creonte. «Él es un hombre inteligente y vanidoso, por lo que ella busca la provocación exacta, esa que doblega tanto el ego como el discurso. Su objetivo: un debate público sobre la sentencia de muerte que recientemente impuso a Antígona por enterrar el cadáver de su hermano», explica el director, quien agrega que la obra de teatro «termina por ser un debate político salvaje».
Gaitán ha construido esta Antígona con el objetivo de articular la «angustia cotidiana», y al mismo tiempo arrojar «un poco de luz» sobre temas universales como la libertad, la justicia o la complejidad de cómo gobernar.
También hacen parte del reparto, Clara Sanchis como Sabiduría, Antonio Sansano en el papel de Guardia, Isabel Moreno como Ismene y Domingo Cruz como Hemón. La composición musical original la firma Álvaro Rodríguez Barroso.
Gaitán ha contado cómo se tejió esta nueva versión del griego a nuestros tiempos. Hace algunos años que monté esta obra en México, la temperatura social estaba determinada en buena medida por un hecho oscuro de la historia reciente mexicana: la desaparición forzada de 43 estudiantes (que se sumó a la de cientos de miles de personas más) por parte -presumiblemente- del gobierno mexicano de entonces.
Las salidas en masa que muchas familias hicieron con el fin de encontrar el cuerpo de sus seres queridos para encontrarlos con vida o darles la sepultura que merecían hacían que el proyecto Antígona tomara una relevancia particular desde el ángulo político y un sutil peligro desde el artístico, al correr el riesgo de ser catalogada como una apuesta oportunista frente al dolor de la sociedad.
También ha comentado que para este nuevo montaje se ha hecho necesario hacer algunos ajustes al texto (desde conjugaciones y modismos hasta acentos discursivos) en pro de una comunicación poderosa con quienes asistan a la sala.
Una obra que permite un reencuentro con lo clásico desde una perspectiva actual.